Los conocimientos que surgieron en Siglo XIX hicieron cambiar nuestra percepción del universo. Esto nos ayuda a conocer nuevas realidades hasta hace poco desconocidas. Por ejemplo, los acontecimientos que se producen a velocidades cercanas a la de la luz o el mundo infinitamente pequeño, es decir, las partículas subatómicas de la materia (protón, neutrón y electrón). La ciencia pasada no es capaz de interpretarlas. Se hace necesaria una revisión de los conceptos antiguos y del modo de entender del saber científico.
La imagen contemporánea del universo
El universo es infinito, no acabado y no inmutable. La teoria más aceptada es la teoría del universo pulsante (Big Bang, no equivocaros con la serie del gran Sheldon Cooper). Además, la naturaleza tampoco es regular y cíclica, dado que se producen fenómenos impredecibles.
Por estas razones, la explicación científica de la realidad es indeterminista. La mayoría de los acontecimientos no están prefijados pero podría haber sucedido de otra forma. Por primera vez el azar tiene un papel importante. En consecuencia, las leyes que describen las relaciones causa-efecto en realidad lo que describen son relaciones de probabilidad: no se puede afirmar con seguridad que algo va a suceder, sino que es probable que suceda. Esto conlleva tres consecuencias...
- La verdad es relativa. Al estar cambiando constantemente no existe un lugar inmóvil que pueda servir de referencia las medidas que hagamos desde un punto concreto.
- El espacio ya no es homogéneo. Por tanto, no hay una única ley universal capaz de explicar todo.
- La realidad puede ser explicada desde múltiples enfoques. No existe un único lenguaje para entender la realidad, ya que esta tan rica y compleja que admite varias interpretaciones.
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